jueves, 7 de enero de 2010

Rally Dakar 2010


El desierto de Atacama desafía a hombres y máquinas
El Dakar siguió hoy con su exigente ruta modelo 2010. Pilotos y máquinas se enfrentaron al calor y las inabarcables distancias del desierto de Atacama en la región de Antofagasta, donde se desarrolló, en soledad, con poco público, la quinta etapa del rally.

La partida de las motos y cuatriciclos desde el vivac en Copiapó comenzó bien temprano, a las 5.40. Desde allí, en la oscuridad de la noche que se iba, los pilotos se detenían frente al reloj digital de la carrera, de un brillante color rojo. Los oficiales de la competencia iluminaban sus planillas de registro con linternas de cabeza y daban el visto bueno para partir.

Al amanecer, la mañana nublada, brumosa, típica del centro y el norte de Chile, acompañó a competidores y vehículos de asistencia. Para estos últimos, la quinta jornada de velocidad -y la sexta del rally si se cuenta la largada en Buenos Aires- significó el primer contacto visual con el frío Océano Pacífico. Fue a la altura de Bahía Inglesa y el puerto de Caldera, donde unas pocas personas acompañaron con saludos el paso de los camiones.

El viaje fue a través de la muy bien mantenida ruta 5, la principal de Chile, atravesando los salares Mar Muerto y Navidad. Fueron unas cuatro horas hasta la zona de espectadores número tres, la última del día, metida a unos 5 kilómetros al este de la autovía.

Hasta allí llegó Clarín.com para presenciar el paso de los competidores. Esta vez fue un inmenso espacio de desierto, sólo alterado por una vía muerta, un viejo tanque de agua para cargar vagones de tren, y una oxidada señal de ferrocarril, donde los pilotos pasaron a máxima velocidad.

Las siluetas de máquinas y pilotos aparecían en el horizonte, acompañadas por ese efecto visual que se forma sobre las superficies sometidas a un calor intenso. Luego, realizaban un marcado sobre la tierra y debían internarse en un sendero señalado con cintas rojas. En el medio, un camino local asfaltado, ubicado en una posición más elevada, hacía que los vehículos -en especial los autos más rápidos- se despegaran por un instante del suelo.

El primero en pasar por allí fue el francés Ciryl Despres, con su moto color azul y el número 2. De cerca lo seguía el local Francisco "Chaleco" López. Más tarde, el plato fuerte para los ojos: el paso de los autos de punta y los cuatriciclos, con Marcos Patronelli en primer lugar.

Precisamente, el primero en pasar fue Robby Gordon con su Hummer negro, a los saltos, demostrando nuevamente que la arena y el desierto le sientan muy bien a la máquina estadounidense (aunque después de esta zona perdiera un poco de terreno). Lo siguieron Carlos Sainz con su Touareg y luego uno de sus compañeros de equipo, Miller. Más tarde, Orly Terranova, a fondo, con un andar sólido, intentaba seguir descontando minutos y escalar más en la general.

Desde allí, les restaban unos 50 difíciles kilómetros para completar el especial, y luego otros 97 de enlace hasta el vivac en Antofagasta, una de las ciudades más importantes de este país y uno de los puertos clave de América.
FUENTE CLARIN

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