sábado, 11 de julio de 2009

Sospechoso del crimen de la maestra

El cuerpo de la mujer fue hallado ayer en un aljibe. El lunes había levantado a un hombre que hacía dedo en una ruta. Es un fumigador, que anoche fue detenido como principal sospechoso.
La conferencia de prensa había comenzado hacía sólo unos minutos. Los policías comentaban los últimos detalles del caso, cuando de repente irrumpió un sargento y gritó: "Hallaron el cadáver". No hizo falta más explicación. La búsqueda de la directora de escuela Alejandra Cugno (42), desaparecida desde el lunes, había terminado de la peor manera. Aún faltaba que su familia la reconociera, pero a esa altura eso ya parecía solamente un trámite. La mujer había sido arrojada con el cráneo destrozado a un aljibe en una zona rural, a 30 kilómetros de su casa, y el principal sospechoso del crimen ya tenía nombre y apellido. Unas horas después, lo detuvieron.

El acusado es un "trabajador golondrina" de 43 años, que suele emplearse en Santa Fe y en Córdoba. Según testigos, la docente lo recogió en la ruta el lunes, cuando hacía dedo, y lo saludó con un beso en la mejilla. Nadie volvió a verla hasta que la encontraron muerta, en un campo donde el sospechoso había sido contratado para fumigar. Tras buscarlo durante todo el día de ayer, a él lo arrestaron anoche, en la localidad santafesina de San Justo.

El cuerpo había aparecido por la mañana, cerca de la localidad santafesina de Landeta, en una estancia llamada "Las Yerbas". Un sendero rodeado por árboles secos llevaba hacia el aljibe donde lo habían tirado, junto a una casa derruida. "Estaba totalmente desnuda, a cuatro metros de profundidad. El asesino destruyó las paredes para que cayeran escombros sobre el cuerpo y que permaneciera oculto", explicó el jefe policial de San Jorge, Martín Montegrosso.

Después de una hora, los bomberos sacaron el cuerpo. Sólo llevaba su reloj pulsera y los anillos. Anoche, en la autopsia, determinaron que murió por estallido de cráneo provocado por un golpe dado con una pala o un fierro. Pero aún no está confirmado si sufrió un ataque sexual.

El primero en recibir la noticia del hallazgo del cuerpo fue el novio de la docente, Sandro Zenklussen, quien la reconoció junto al aljibe. Luego salió del campo para darles la noticia a amigos y familiares, que lo esperaban afuera. A los pocos minutos, la escena fue desgarradora: sólo se escuchaban gritos y sollozos. Todavía no se habían repuesto cuando una ambulancia pasó con el cuerpo.

Cugno había salido de su trabajo, en la escuela 286 de Cañada Rosquín, el lunes a las 18. A esa hora se subió a su Fiat Duna para volver a San Jorge, donde vivía. A los pocos kilómetros, un hombre le hizo "dedo" y ella lo subió. No se supo más hasta ayer.

La mujer vivía con su mamá y su hijo, de cinco años. Esa tarde, al ver que su hija no atendía su celular, la madre decidió hacer la denuncia en la comisaría de San Jorge, donde ayer se hizo la conferencia de prensa.

El martes por la madrugada, la Policía cordobesa avisó que el auto de la mujer estaba en la estación de ómnibus de San Francisco (en Córdoba, en el límite con Santa Fe). El baúl estaba abollado y adentro había pelos que, se supone, eran de la mujer.

El mismo día, a cinco kilómetros de donde apareció el Duna, encontraron la cartera y la ropa interior de la mujer y la patente delantera del coche. Algo más allá aparecieron un jean, una chaqueta y un par de zapatos, que no tenían signos de haber sido arrancados con violencia ni presentaban manchas de sangre.

Pronto se descubrió que, tras el crimen, alguien había usado el teléfono celular de la docente para llamar a un hombre. A esta persona que recibió la llamada la ubicaron en Seeder (en Córdoba, cerca de Santa Fe) y resultó ser el concuñado de quien viajó con Cugno por última vez.

Con esto, y los testimonios de algunos testigos, la Policía fue hasta la casa de José Luis Baroni (en el vecino pueblo de Piamonte, Santa Fe), sospechoso de ser el hombre que se subió al auto de Cugno. Allí encontraron la cartuchera de la mujer, pero no a él.

Con la hipótesis de que, tras el crimen, habría pasado por su casa a recoger ropa, la Policía empezó a buscar a Baroni. Enseguida descubrieron que tiene antecedentes por delitos contra la propiedad y que en la zona lo conocen como un "peón golondrina", ya que cambia de lugar de trabajo en forma constante. El último dato fue que estaba trabajando como fumigador en una plantación de soja en el campo donde apareció el cuerpo.

Ante esto, las policías de Córdoba y Santa Fe distribuyeron fotos e identikit de Baroni en los pueblos cercanos al lugar del homicidio. Esto ayudó a que lo encontraran, pasadas las 21 de ayer, en un pueblo llamado San Justo, según informó el juez José Manuel García Porta. Lo llevaron a la comisaría de Sastre y en las próximas horas será indagado. Entonces podrían surgir las respuestas que por ahora están faltando

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