miércoles, 27 de mayo de 2009

LOS PODCASTS DE PEPE ELIASCHEV

De lo nuestro lo peorPor Pepe Eliaschev | 26 de Mayo del 2009 |



Cada vez peor. A un mes de las elecciones no solamente no se advierte un incremento o una mejoría de la oferta de contenidos en la campaña electoral sino que, por el contrario, aumentan las zancadillas, se incrementan las trampas, proliferan los esquemas supuestamente astutos para hacerle daño al rival.
El rival es -en definitiva- toda fuerza política que, de alguna manera, cuestione lo que el propio oficialismo denominó desde el comienzo de esta saga política como un “plebiscito” a lo que es una elección de renovación legislativa artificialmente convertida por el Gobierno en lo más parecido a “la madre de todas las batallas”, un enfrentamiento apocalíptico, una decisión absolutamente terminal, el punto de inflexión, la frontera exacta en donde -según el gobierno- chocan el futuro con el pasado.

Este recalentamiento, esta hiperventilación absolutamente compulsiva de lo que no debería haber sido otra cosa que un capítulo más de una elemental institucionalidad democrática, arroja todos los días elemento nuevos. Algunos de ellos se parecen más al “Pago Chico” del escritor argentino Roberto J. Payró, aquel formidable autor nacional, que con ese texto legendario patentizó las trampas, las miserias y las mentiras de la política previa a la democracia.

De “Pago Chico” –y no de ningún otro lugar- es el invento de un “Narváez” que en la provincia de Buenos Aires supuestamente debería robarle votos a Francisco De Narváez.

Entendámonos: Francisco de Narváez tiene millones de dólares con que defenderse y protegerse él, sus hijos, sus nietos y sus bisnietos. No es éste pequeño y modesto espacio, precisamente, el lugar en donde puede cabe abogar por su destino político.

Pero es evidente que más allá de las posiciones políticas de De Narváez, de su manera de construir política, de su perfil ideológico -si es que lo tiene- de su pasado y su presente, la aparición de un Narváez para hacerle daño a De Narváez es, sencillamente, un bochorno impresentable. Es una más de las estratagemas del oficialismo kirchnerista para tratar de separar las aguas de lo que, en definitiva, es una fuerza constitutiva del mismo origen. Porque si en algo pueden identificar su pasado, y muchas de sus prácticas, las dos grandes ramas del peronismo -que van a esta interna abierta, una más como la del 2003- es que responden a un ideario muy parecido. Porque, en definitiva, el peronismo disidente también tiene una serie importante de cadáveres en el ropero. Pero no es ésta la manera de cuestionarlo o pegarle.

El kirchnerismo apela a las herramientas más primitivas, más descalificadas, aquellas que dan testimonio de la bajísima calidad de la política que se hace desde el gobierno y con la que pretenden, en este caso, quitarle votos -aunque sea de una manera absolutamente elemental- a una fuerza que perciben como rival.

En definitiva, una campaña que no tiene que agradecerle nada al adelanto de las elecciones, que ha sido emponzoñada por candidaturas “testimoniales”, listas “colectoras” y otros inventos de la más rancia política criolla.

De cambio institucional, ni hablemos. La Presidente hace campaña distribuyendo subsidios y el oficialismo le coloca listas truchas y muletas a una oposición a la que le teme.
Un país que vuelve a revolcarse en lo peor de la política.
Un oficialismo que le hace enorme daño al estado de derecho.


FUENTE DIARIO PERFIL

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